SIMPLEMENTE HUMANOS / Jaime Guevara Sánchez
La singular fecha tiene la virtud de reunir una parentela numerosa, muy importante. La convocatoria de los seres queridos representa poder sentimental irresistible, tanto que los deudos llegan desde diferentes latitudes del mundo.
Después de visitar el campo santo, la casa del anfitrión es un hervidero de familiares: “¿Y vos quién eres?” “Yo soy sobrino-nieto de tu abuelo Domingo”. “¡AAAAAH!” Es un encuentro casi enciclopédico.
Conocimientos experiencias, edades, recursos. A salto de mata comparto puntos de vista, frases, cosas, episodios que adquieren valor propio.
Mientras un “equipo” de expertos están en el ajetreo de elaborar el pan, la dueña de casa sirve unas copas. El mayor del grupo declina cortésmente: “Llega la hora de cuidar la salud para vivir unos años más. Nada de tragos, tabaco, grasas, ni malos pensamientos.”
¿Se acuerdan del Pepe Parreño? Hace dos meses murió en Roma, tenia solo 65 años”. Los veteranos, con mas años que el difunto, reaccionan: “joven todavía.” Entre los mocetones se cruzan codazos de desacuerdo, ¿joven de 65?
“Ahora hasta para morir hay que tener plata. ¿Cuánto cuesta un lote en uno de los cementerios de primera categoría?”
“Demetrio Aguilera Malta murió en México donde vivió con su segunda esposa, también mexicana, cumpliendo su ultima voluntad, la mitad de sus cenizas fueron arrojadas en el Golfo de México. La otra mitad vino a Ecuador.
La Armada Nacional facilito una fragata para que la viuda lanzara las cenizas del escritor ecuatoriano a las aguas del Golfo de Guayaquil.”
Mercy Garcés, ambateña residente en Canadá, aporta con el recorte de un periódico extranjero que describe la creatividad del ser humano. Dos funcionarios del Departamento de Conservación Parques de EUA han ideado una forma muy singular de honrar a los seres queridos en la eternidad. Con una libra de cenizas del difunto confeccionan 150 cartuchos de escopeta, todo por 900 dólares. La cámara del cartucho está dividida en dos compartimentos, en inferior para la ceniza, de manera que cuando el deudo jala el gatillo de la escopeta-propia, prestada o alquilada-el tiro se dirige a las alturas…las cenizas se esparcen en el cielo….