Soñar positivamente
De tiempo en tiempo, Naciones Unidas resuelve dedicar un día del año a la celebración de ciertos acontecimientos, algunos inconmensurables. La paz, por ejemplo. La idea es que los pueblos mediten en el valor que representa la paz para la vida. Ciertos países sueñan en el bien que significa vivir pacíficamente. Lamentablemente otros no, como lo demuestran las matanzas diarias propagadas en las noticias internacionales.
En el año 2012, Naciones Unidas consagró el 20 de marzo como Día de la Felicidad. Parecería que no fuese necesario un día especial, pero lo es. Existe mucha discordia material y espiritual en varios puntos cardinales de la tierra.
Los países nórdicos, por ejemplo, otorgan mucha importancia a este valor, de manera que el decreto de la ONU ratifica su modo de pensar en la felicidad y como obrar. Y ¿cómo piensan ellos? Son pueblos que manejan mensajes muy estimulantes. Los practican y los pregonan como parte de su accionar cotidiano. Aquí, unos botones de muestra:
Camina plácidamente entre el ruido y el apuro. Recuerda que cualquier espacio de paz debe darse en silencio, tanto como sea posible. Sin rendición, mantente en buenos términos con todas las personas.
Habla tu verdad clara, tranquilamente. Y escucha a los otros, inclusive al ingenuo e ignorante; ellos también tienen su historia.
Sé tú mismo, no finjas afectos. Tampoco seas cínico cuando hables de amor porque el rostro de la aridez y el desencanto es tan permanente como el pasto.
Recibe con amabilidad el consejo de los años, renuncia graciosamente a cosas de la juventud. Nutre de fortaleza el espíritu para que te proteja de infortunios sorpresivos. Pero no te angusties con imaginaciones. Muchos temores nacen de la fatiga y de la soledad.
Más allá de una disciplina saludable, se gentil contigo mismo. Eres hijo del universo, no eres menos que los árboles, no menor que las estrellas… Tienes derecho a estar aquí. Sea claro a no, para ti no hay ninguna duda de que el universo se desenvuelve como debe ser.
Por consiguiente, mantente en paz con el Gran Jefe, cualquiera sea tu concepción de Él; no importa cuales sean tus trabajos y tus aspiraciones. En la bulliciosa concepción de la vida, preserva la paz de tu propia alma.
Con toda la simulación, con todo el trabajo fatigoso y sueños frustrados, la parcela donde tú y yo vimos es un Ecuador de sueños realizables. (O)