Sorpresas de peso 

Columnistas, Opinión

A veces estamos tan cegados por la ignorancia que somos incapaces de ver más allá de nuestras propias narices. Pensamos, por ejemplo, que el aire es lo más liviano que existe en el mundo, por eso flota y “no se cae”, dicen. Y para confirmar nuestra ceguera proponemos el caso de la microscópica mota de polvo, que por más diminuta y ligera que sea siempre va a pesar más que el aire (al fin y al cabo, es un sólido), por lo que tarde o temprano, después de pasearse horas al vaivén del viento, terminará cayendo por su peso. 

Y sí, el ejemplo podría ser válido, pero eso no confirma que el aire es lo más liviano que existe, de hecho, el hidrógeno, el helio y el mismo aire caliente son bastante más ligeros. Es más, créalo o no, existe un sólido llamado aerografeno que es 7 veces más ligero que el aire y diez veces más resistente que el acero. Sí, lo leyó bien… un sólido 

Para tener una idea más clara, un metro cúbico de aire a nivel del mar pesa alrededor de 1300 Kgs (casi tres mil libras o lo que pesa un vehículo promedio) y el mismo volumen de aerografeno pesa apenas 160 gramos (media taza de azúcar). 

Sí, es realmente increíble. Un material sólido que se puede ver y tocar es menos denso que el aire y al mismo tiempo más duro que el acero.  

¿Sorprendido? Yo también. Sin embargo, y a pesar de la contundencia del dato que le acabo de dar y de lo insólito que eso significa para la ciencia y el entendimiento humano, supongo que, al igual que me pasó a mí, la enorme sorpresa que esto le causó terminó siendo mínima al lado de la ruin emboscada que la semana pasada el correísmo le tendió a la fiscal Diana Salazar durante su comparecencia a la comisión de fiscalización con la inesperada presencia vía internet del prófugo Rony Aleaga. Esa sí fue una sorpresa de proporciones monumentales porque nunca nadie imaginó que pudieran llegar a tal nivel de bajeza y podredumbre moral. 

Con lo que no contaban los narco-políticos es con la sorpresa altiva y decente que mostró la fiscal al abandonar inmediatamente la sala; además, horas más tarde, con otra oportuna sorpresa al anunciar su embarazo y pedir que la dejen en paz -sin el estrés del juicio político en su contra-. Seguro esas sorpresas a los corruptos les debe haber caído como el peso de un yunque en la cabeza. 

Efectivamente, hay cosas tan impresionantes que a veces cuesta creer que son ciertas, como el aerografeno o la perversidad humana. 

PD: En otro momento explicaremos por qué si el aire pesa tanto no nos aplasta; por qué el aerografeno a pesar de ser más liviano que el aire no flota; y, por qué a los correístas les pesa tanto ser honestos.  (O)

mariofernandobarona@gmail.com 

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