Suelto de huesos
Esta expresión, distintiva del lenguaje coloquial ecuatoriano, en ocasiones acompañada del adverbio inicial muy, califica a cualquier persona cuando se muestra despreocupada, desenfadada o descarada a la hora de hablar.
Suelto de huesos, es lo mismo que caradura o irreverente; desinhibido en exceso; desvergonzado; carente de sentido del ridículo o indiferente a las consecuencias de los actos propios. Esta soltura, inconsciente, es un signo de inmadurez. Pero, cuando se realiza con conciencia plena, suele ser una práctica intencionada con fines esperados. Comúnmente se hace ruido para captar la atención y buscar protagonismo. Esto último, es una experiencia bastante generalizada en la política ecuatoriana.
El exsecretario de la administración pública del gobierno del Sr. Guillermo Lasso, Sebastián Corral, cuando aún estaba en funciones, muy suelto de huesos, conocedor de un impedimento que pesaba sobre él para ocupar la función pública, negó cualquier posibilidad de renunciar a su patrimonio como accionista de un medio de comunicación para cumplir con los requisitos y acceder al servicio público. La Contraloría General de Estado acaba de comprobar que Corral no engañó a nadie. Efectivamente, él no podía ser parte del gabinete de gobierno. Más vale tarde que nunca dirán algunos resignados.
La verdad es que, fueron establecidos indicios de responsabilidad penal, determinando que Corral no debió ser designado para el cargo que ostentó y le impuso una multa de 20 salarios básicos unificados. Guillermo Lasso también debe pagar 6.900 dólares, por haberlo posesionado. Claramente hubo incumplimiento de la norma. El presidente de la república, según la Contraloría, cometió una irregularidad. Gran descubrimiento.
Resulta gracioso que apenas ahora se emita este dictamen, cuando era de conocimiento generalizado, la existencia de vínculos y conflicto de interés entre Corral y las compañías Centro de Radio y Televisión Cratel C. A. y Teleamazonas Guayaquil S.A., las cuales mantienen contratos de concesión de frecuencias prorrogadas con el Estado.
Es raro que este proceso legal apenas tenga efecto ahora y no inmediatamente después de la confesión pública del funcionario. Él reconoció, suelto de huesos, que su nombramiento no era legal. Concretamente, porque contraviene la Constitución, Art. 152. Por qué tardó tanto en resolver este caso la Contraloría. El exsecretario pudo ser destituido cuando estaba en pleno ejercicio, ¿algún poder lo cubrió bajo sus alas? Ahora que empieza a ser revisada la evolución de su patrimonio, varias dudas serán zanjadas. (O)