Sustentar la vida
Parece que fue ayer cuando andábamos con los cuadernos y libros bajo el brazo. Por favor, no me pregunten si eran los años de colegio o de otro nivel escolar. Lo único verdadero es el tiempo. Antaño parecía lento, hoy es un suspiro que vuela a velocidades fantásticas, mejor dicho, fantasmales. Sin embargo, si hasta la fecha hemos luchado por cumplir alguna meta, no importan los años, la cabeza sigue meditando, creando proyectos, señal de que seguimos vivos y productivos.
Lo que importa realmente no es cuan grandes puedan ser las propuestas para llegar a convertirse en un suceso mágico, más asombroso que todas las fábulas y las leyendas de nuestro ingenio; sino los caminos que elijamos para lograrlos.
Vivir, no es dormir en el letargo ciego carente de ilusiones y propósitos.
Cuando nacemos somos simplemente un proyecto inacabado. Con el transcurso del tiempo nos vamos formando a golpe de decisiones propias, en ejercicio de nuestra libertad.
Por lo anotado, hemos de sumergirnos en todo un mundo de nuevos planes -no de aquellos que edificados sobre arena son destruidos por el primer soplo del viento sino de los que sustentarán nuestra vida y canalizarán nuestras energías, totalmente.
Proyectos concebidos con ideas claras, que convertidos en profundas convicciones, en ideales nos arrastren y muevan nuestra voluntad. Propuestas que necesiten de una decisión firme y ejecución vigorosa, determinada. Objetivos llevados a cabo con tanta constancia que den razón a nuestra existencia.
Vivir es tener un claro camino de existencia realista, sendero comprometido, en el cual seamos capaces de afrontar sacrificios, esfuerzos, sin que nos importe mantener con paciencia y tesón la línea trazada.
Observaremos como una vez tomada la resolución, sentiremos aumentar las fuerzas y agrandarse nuestro horizonte, porque la verdadera alegría deja traslucir la felicidad de quien percibe la vida como un proyecto útil para sí mismo y para los demás.
Entonces, pongamos manos a la obra porque nuestro tiempo es limitado. No lo desaprovechemos viviendo la vida de otros. No le demos tiempo al tiempo porque el tiempo no nos dará jamás ni un solo minuto… extra.