Títere o actor de la política ecuatoriana / Dr. Guillermo Bastidas Tello
Cada vez que elegimos mandatarios o dignidades nos preguntamos son muñecos o estadistas.
Muñeco es un objeto con presencia de sujeto que se mueve por medio de una cruceta que identifica al Poder de la cual cuelgan unos hilos que van atados a su cuerpo y mente para generar movimiento o remedo de movimiento; muchas veces el titerero va metiendo la mano por debajo del vestido del muñeco para que el títere cante o vote consonante y consecuente a la democracia populista.
Desgraciadamente seguimos viendo el teatrín que subraya la contradicción de la esperanza y la vieja política, tan parecida a la vieja y ortodoxa forma de ejercer la politiquería con él toma, ve y dile, en concordancia con los compromisos, los acuerdos, pactos, convenios y alianzas que nada solucionan la calamitosa situación del pueblo.
Ya los vemos frecuentemente a los clásicos vivarachos, avispados y sagaces negociantes de la politiquería en la cúspide de la gobernanza, en la cima, gordos y pletóricos de un poder efímero; eso sí, aupados de tres o cuatro lambones de siempre que los miman, halagan, acarician y hasta posan en las fotitos de redes sociales con sonrisas signal 3.
También están presentes los solapados, astutos y socarrones de siempre con su sonrisa mojigata apoyando al régimen que ofreció un reencuentro y que nos va llevando irremediablemente hacia un reencuentro santurrón y gazmoño.
Los sabios de la politiquería nos garantizaron la transformación del Ecuador con el trago embriagador de la retórica patriótica y neoliberal. Y todos inocentemente votaron contra los revolucionarios y no a favor del gamonal de siempre.
Han nombrado ministros y ministras de la misma calaña que renegaban desde hace 14 años, se separaron de sus hermanos para aliarse con el concuñado troglodita.
Y a los que trabajaron denodadamente por el sueño de un nuevo país, les olvidaron en los postes, en las brigadas y en los mítines colgados como recuerdos de una patria al servicio de unos sapos.
La expectativa populista se desmorona cuando seguimos con los mismos de siempre dirigiendo el país, los picaros al mando de la economía y la salud, los títeres en puestos estratégicos de la gobernanza ecuatoriana.
Se ofreció un mejor sistema de salud, una mejor vacunación, un mejor sistema electoral, una mejor legislatura, una mejor seguridad social, la indulgencia fiscal y el plan de fortalecimiento de la microeconomía. En la realidad bla-bla-bla, otra vez nos equivocamos, otra vez han jugado con nuestra esperanza, otra vez nos han visto la cara, otra vez vemos hundirse al país en manos de titereros y parecemos muñecos de una democracia miserable y mentirosa. (O)