Tres temas

Columnistas, Opinión

Tres temas relacionados al acontecer político nacional e internacional de los últimos días que merecen espacio en esta columna:

  1. Si bien el Tribunal Contencioso Electoral tardó demasiado en emitir la sentencia de destitución de los consejeros correístas de la “Liga Azul” que hasta el viernes pasado integraban el CPCCS, lo hizo basado en el elemental respeto al estado de derecho que debe reinar en un país civilizado. Las evidencias siempre fueron irrefutables y contundentes por lo que lo único que cabía -inmediatamente- después de la desvergonzada y grosera violación legal al hacer campaña auspiciados por un partido político y en la que, además, aparece en ella un prófugo de la justicia junto a los entonces candidatos, era actuar ipso facto en derecho.
  • El presidente norteamericano Donald Trump está poniendo la casa en orden, como debe hacer quien la recibe destrozada por su antecesor. Sin embargo, hay un par de puntos a tomar en cuenta en torno a sus primeras decisiones: A) ¿Quién garantiza que los miles de migrantes que están siendo deportados efectivamente son criminales? Los habrá, sin duda, pero… ¿todos? B) La fuerza, poder y radicalidad características de Trump no lo han sido (como esperábamos) en el caso de la dictadura venezolana. Han pasado semanas desde su posesión y aún no se ha reunido con Edmundo González ni ha habido un pronunciamiento formal respecto a las medidas que tomará contra la dictadura, a diferencia de las que aplicó en otros países donde estas han sido inmediatas e implacables. Y más bien, acaba de enviar un funcionario a “negociar” con Maduro en Venezuela, lo cual, por decir lo menos frustra y decepciona.

Ojalá me equivoque, porque ni el pueblo venezolano ni el mundo democrático permitirán que la nación más poderosa del mundo coquetee con la mafia narco-política. Podría salirle demasiado caro.

  • Sigo anonadado por el apoyo abierto y al parecer cada vez más numeroso de personas, personajes y organismos alrededor del mundo en favor de los terroristas de Hamas en Medio Oriente. Después de la masacre horrorosa y brutal por ellos cometida el 7 de octubre del 2023 contra miles de inocentes civiles israelíes donde lo único que cabía era el repudio mundial, estas semanas se han liberado solo a unos cuantos (tal vez una decena) de israelíes secuestrados a cambio de cientos (sí, cientos) de terroristas capturados por el ejército israelí. No es justo que un grupo de desalmados terroristas condicionen inequitativamente el canje de secuestrados por prisioneros, pero tal vez era lo necesario. Lo que no es ni justo ni necesario es que el robustecido empoderamiento del que hacen gala los asesinos palestinos producto de aquel respaldo, promueva, como ya lo sentenciaron, otro 7 de octubre aún más sangriento y cruel. (O)

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