Tú ya sabes por quién votar
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Todos los esfuerzos que se hagan para salvar al país del embate de la mafia “narco-político-terrorista” nunca serán suficientes, mientras no se consiga exterminar y extirpar de una buena vez, todos esos intentos, hechos y focos de proliferación criminal nefastos que fueran alentados y concretados en el gobierno de la década 2007 – 2017. ¡Sus secuelas las seguimos sintiendo!
Esa es la única verdad que debería unirnos y orientar nuestro destino republicano y democrático, como nación libre y soberana. Llamados entonces estamos a pensar y actuar en correspondencia.
¿Qué hacer? Pues, empezar por desterrar los eufemismos enfermizos de los foros de São Paulo y de Puebla que parecen suavizar los verdaderos propósitos de ciertos movimientos políticos en América Latina que a menudo utilizan términos como “progresismo” o “justicia social” para disfrazar medidas que -en la práctica- solo buscan concentrar el poder o implementar políticas autoritarias.
Si en esta etapa de nuestra vida, hemos sido capaces de identificar la situación perniciosa que nos afecta, nos toca enfrentar sin dilaciones ese mal, partiendo por elegir con responsabilidad y decoro a nuestro mandatario y a los legisladores que integren el cenáculo congresal.
El tiempo para meditar, revisar e incluso dudar, llegó a su final.
Tenemos que decidir quién nos guiará en este esfuerzo para superar las crisis que nos afectan; y, quienes se encargarán de revisar y expedir leyes y normas adecuadas y suficientes para nuestro desarrollo y progreso.
El abanico político electoral puesto a nuestro alcance es defectuoso e irresponsable, porque responde a un ‘direccionamiento y facilismo constitucional circular determinado’. ¡Fue pensado para ser repetitivo y acomodaticio a intereses protervos y mezquinos! No obstante, ahora, incluye la posibilidad única de expresarnos con realidad y verdad, en función de edificar juntos el país que queremos.
Como jamás ha ocurrido, las miradas, los pensamientos, la realidad y los requerimientos giran en torno de una persona que -en poquísimo tiempo- ha posicionado un nombre, una esperanza y se ha ganado la voluntad de un electorado ávido de cambio y soluciones definitivas que pongan fin al uso indebido de bienes, a la apropiación inmisericorde del erario nacional, a la corrupción enquistada en instituciones e individuos descalificados y usufructuarios de esa violencia criminal generada por sujetos indeseables vinculados con la droga, el tráfico de sustancias prohibidas y el crimen organizado que aún pululan en nuestra sociedad.
Cerrar los ojos para evitar ver el desafío, no nos vuelve prudentes sino tontos.
No podemos dejar pasar la oportunidad para dar el gran salto a la libertad y el respeto ciudadano; a la inversión nacional y extranjera para acrecentar oportunidades de empleo y desarrollo; mucho menos a la esperanza de vivir en un mundo que privilegie la paz, la honestidad y los valores.
Tenemos un mismo ADN que nos junta, porque somos una gran familia ecuatoriana.
¡Tú ya sabes por quién votar!