Un adiós en la madrugada
El frío de la madrugada envolvía la ciudad cuando el silencio fue roto por un accidente trágico, ayer. En la intersección de las avenidas Rumiñahui y Shyris, el destino tejió un cruel desenlace para Franklin M., de apenas 28 años de edad.
Eran las 00:50 horas cuando llegó la notificación. La Jefatura Subzonal de Accidentología Vial de Tungurahua recibió la alerta: un accidente de tránsito había cobrado una vida. La patrulla se dirigió de inmediato al lugar, arribando a la escena a la 01:05 horas. Todo parecía detenerse en ese instante, mientras la luz de las sirenas pintaba de rojo y azul el escenario de una tragedia.
El joven, a quien tantos en su círculo conocían y apreciaban, ya no estaría más. Sus sueños y anhelos quedaron truncados en aquel cruce de caminos. La vida, siempre impredecible, le había tendido una emboscada. Los agentes, con la solemnidad que exige el dolor ajeno, se encargaron del levantamiento del cadáver. Cada paso era un homenaje silencioso a quien partió demasiado pronto.
A las 02:10 horas, la escena quedó vacía, pero el eco del suceso resonaría en los corazones de quienes le conocieron. El cuerpo de Franklin fue trasladado al Centro Forense, como un último viaje que ningún ser querido desea para los suyos. (I)