Un año más junto a las nuevas tecnologías / Ing. Patricio Chambers M.
Con el inicio de año algunas cosas quedaron atrás y muchas otras, las mantenemos. No nos referimos únicamente a cosas materiales sino principalmente a posturas psicológicas que continúan en nosotros año tras año y que asumen formas diversas.
Una de ellas y desde hace algún tiempo ha sido el uso de las “nuevas tecnologías de la comunicación”, que a pesar de que a estas alturas las seguimos llamando así, han dejado de serlas pues se han integrado en nuestra cotidianidad de manera casi indefectible.
Todos, en mayor o menor medida, nos vemos obligados a servirnos de ellas, pues compartimos la idea generalizada de que sería bastante insensato darles la espalda y no aprovechar las innumerables oportunidades que nos brindan.
De hecho, hemos dejado de escuchar aquellas proclamas en contra de los computadores o de la Internet, que pronosticaban no hace mucho la extinción inminente de los libros, de los periódicos de papel o las cartas por correo.
Se dijo por ejemplo que el periodismo como profesión estaba destinado a desaparecer, pues cada ciudadano disponía de los medios suficientes para recoger la información que le interesara, sin intermediarios. Al mismo tiempo se despertaban innumerables “vocaciones” de gente que se sentía reportero o fotógrafo.
En otro ámbito de cosas, han ido apareciendo lamentablemente usos perversos de estos avances tecnológicos, las exageraciones sociales, nuevos hechos delictivos que, con cierta frecuencia, saltan a las páginas de los medios de comunicación.
Un triste muestra de ello han sido los pedófilos que, localizados en la penumbra de sus casas llegan a traficar con miles de abominables imágenes de adolescentes, de niños e incluso de tiernos bebés.
En medio de todo ello también ha surgido lo que constituye una auténtica obsesión social, que consiste en la necesidad psicológica de hacerse ver ante el resto. Este fenómeno se ha apoderado de millones de personas que se entregan a las más variadas formas de presentarse con tal de ser registradas por sus cámaras portátiles de video, para hacerlas circular por Internet.
Es precisamente este círculo enfermizo el que alimenta acciones como las mencionadas más arriba, haciendo que la red de redes se convierta en un gigantesco espacio donde aparecen escenas francamente impresentables y reñidas con toda forma de ética.
Al respecto la española María Dolores Fígares se pregunta sobre ¿quién debe asumir la responsabilidad de permitir que se haga apología de los más execrables productos de la miseria humana, sin que nadie pueda impedirlo?.
Hemos iniciado un nuevo ciclo de tiempo y es momento de reflexionar sobre aquellas cosas que queremos mantenerlas junto a nosotros, no sólo en lo individual sino como sociedad. Es momento de tomar acciones concretas para que aquellos inventos maravillosos de las nuevas tecnologías, contribuyan al bienestar humano antes que a su denigración.
Habrá que promover un uso ético y respetuoso de Internet, para que esta nueva herramienta sirva para la cultura y la convivencia civilizada entre los seres humano. (O)