Un cuento japonés muy pedagógico/ Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión



En todos lo pueblos, el cuento ha estado presente y constituye una excelente herramienta para trasmitir principios y valores principalmente a las nuevas generaciones.

Un buen ejemplo ha sido el Japón y por ello, sintetizaremos uno de sus relatos más conocidos, La Grulla agradecida:

“Érase una vez un joven que vivía solo en una casita al lado del bosque. De regreso a casa durante un día de invierno bastante nevoso, oyó un ruido extraño. Se puso a caminar hacia un campo lejano de dónde venía el sonido, y allí descubrió una grulla tumbada sobre la nieve llorando de dolor.

Una flecha hincada en su ala tenía, pero el joven, muy cariñoso, se la quitó con mucho cuidado. El pájaro, ya libre, voló hacia el cielo y desapareció.

El hombre volvió a casa y su vida era muy pobre. Una noche a la puerta llegó una mujer joven y bonita que le dijo que no podía encontrar su camino por la nieve, y le pidió dejarla descansar en su casa y se quedó hasta el amanecer, y también el día siguiente.

Tan dulce era la mujer que el joven se enamoró y le pidió ser su esposa. Se casaron, y se sentían alegres. Pronto llegó otro invierno y se quedaron sin dinero y comida, tan pobres como siempre.

Un día, como ayuda la mujer pidió hacer un tejido y su marido le construyó un telar detrás de la casa. Antes de empezar su trabajo ella pidió a su marido prometerla nunca entrar al cuarto y él lo prometió. Tres días trabajó ella sin parar y cuando la mujer por fin salió, le presentó a su marido un tejido hermoso. Él lo vendió y consiguió un buen precio.

Pasó el tiempo y volvieron a quedarse sin dinero, por lo que la escena del tejido volvió a repetirse. Pero esta vez al hombre le entró la avaricia deseando ser rico, así que insistió a su esposa en que volviera a tejer. Ella, después de recordarle a su marido la promesa, entró en el cuarto a trabajar.

Pero esta vez él no pudo con la curiosidad e ignorando su promesa, fue al cuarto donde su señora trabajaba y entonces observó a un ave hermosa, que se arrancaba sus plumas para hacer el tejido. Cuando ella se dio cuenta de que alguien la observaba, dejó de trabajar y de repente su forma volvió a la de la joven mujer.

Entonces le explicó a su marido que ella era esa grulla a la cual él ayudó y que, agradecida se convirtió en mujer y que empezó a tejer utilizando sus propias plumas para sacarlo de la pobreza. Pero, ahora que él sabía su secreto, tendrían que volver todo a la normalidad. Al oír esto, él le dijo que la quería más que todo el dinero del mundo… sin embargo, ya no había remedio pues ella se convirtió en grulla y voló hacia el cielo”. (O)

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