Un mal que no se controla
Los limpiaparabrisas siguen atemorizando e insultando a los conductores que rechazan sus servicios de limpieza.
Se ubican diariamente en las esquinas de la avenida Atahualpa, sin que exista el control de las autoridades de cantonales.
Ahora ya no se ubica una persona, sino que a un vehículo lo rodean entre tres y hasta cuatro sujetos extranjeros, que son los que ofertan dicho servicio.
Algunos conductores aseguraron que es necesario el retiro, ya que tienen temor a que sus autos sean rayados o maltratados por los sujetos. (I)