Un país armado / Psc.Cl. Msc. Phd Miguel Guzmán
Un país armado, no necesariamente de valor, o de buenos augurios. El panorama es desalentador para quienes vemos un riesgo en la vulnerabilidad del derecho a la vida, la legalización de la tenencia y porte de armas en Ecuador no va a funcionar, y, en definitiva, las posibilidades de defenderse de la inseguridad provocada por crímenes con un arma propia, es casi nula.
Las armas tienen una doble naturaleza, una ofensiva y otra defensiva. El uso que se dé de las mismas depende no de éstas sino de la decisión de quienes disponen de ellas, además del constructo psicológico, la salud y enfermedad mental del individuo que los porta. Hay una correlación entre la tenencia y/o porte de armas, el asesinato, secuestro, las lesiones o la intimidación; y la relación con otros delitos, como el robo, el abuso de confianza, violación, etc. Es claro el nexo entre la accesibilidad a armas de fuego y las muertes violentas.
No lo digo yo, lo dicen cientos de investigaciones indexadas como material científico, que advierten de las consecuencias a priori y posteriori.
¿Qué nos han enseñado las series de televisión, noticieros y las películas gringas?… que no están tan alejadas de la realidad en nuestro país y fundamentalmente, no se debe naturalizar la violencia como medio de resolución de conflictos, menos asumir fenómenos como las matanzas y tiroteos masivos tan recurrentes en sociedades donde la tenencia de armas es más común que lo que quisieran las evidencias.
¿El Estado se dio por vencido, hasta llegar al punto de legitimizar el portar armas?
Es necesario retomar el debate de las armas, y hacer énfasis en el derecho a la defensa personal, más aún cuando el Estado ha fallado de forma rotunda en uno de sus deberes principales. (O)