Un sistema que se derrumba / Ing. Patricio Chambers M.
Lo que ocurrió hace pocas semanas en nuestro país, así como el sinnúmero de protestas que se han generado en diversos puntos del planeta donde en muchos casos todavía se mantienen e incluso se incrementan, nos dan muestras de que algo muy grave está sucediendo con las estructuras sociales en el mundo entero.
La diversidad de formas que han asumido estos reclamos ciudadanos, evidencia que el problema va mucho más allá de lo económico y político, localizándose en lo que podríamos llamar una pérdida de la dignidad humana a la que nos ha llevado el sistema imperante que ha empezado a derrumbarse en todo aspecto.
De hecho, hoy en día tenemos una justicia que no es justa por haber sido atrapada por los intereses mezquinos de los poderes de turno. Una educación que no educa, reduciendo al ser humano en un aparato más de producción donde no tienen espacio ni valores ni principios, pero si la ignorancia y la corrupción. Un sistema electoral que elige a lo peor de la sociedad, auténticos delincuentes sedientos de poder, en lugar de gente de bien que seguimos siendo la mayoría.
En fin, no sólo que el sistema funciona sino que sus referentes han ido cayendo uno a uno. La familia se ha desarmado, sus jueces se han corrompido, sus fuerzas armadas se han debilitado y hasta la Iglesia se ha degrado.
Todo ello ha configurado una sociedad totalmente inequitativa, fuertemente materialista en la que “tanto tienes tanto vales”, en medio de un gran desarrollo tecnológico que dadas las condiciones en las que se vive en lugar de contribuir al bienestar de las personas las ha ido aislando más y más. Sobreviviendo en ciudades superpobladas donde la soledad y el miedo son auténticas pandemias.
En medio de este caos también hay quienes ganan y buscan sacar provecho de la situación, principalmente la política de la izquierda radical pues el mejor caldo de cultivo para su ideología siempre será un pueblo carente.
Los postulados marxista se cumplen bajo ciertas condiciones que no son otras que las generadas por diferencias económicas entre los distintos segmentos de la sociedad, lo cual necesariamente genera conflictos entre sí. Esto permite fácilmente introducir la idea de “lucha de clases” y a partir de ello desagregar otros conceptos.
Su sustento ideológico está en los modos de producción de la estructura económica de una sociedad, dirigida por una superestructura Estatal. De ahí que el marxismo no es democrático, sino una forma centralizada de gobierno. Cuando la democracia muestra sus falencias, es el mejor momento para inocular estas ideas en la gente tal como está ocurriendo hoy.
Detrás de ello se encuentra quizás lo más grave y es el hecho de que esta ideología no establece una ética de valores individuales, pues en base al materialismo histórico no hay valores sino conveniencias del partido, en cuyo favor está permitido todo más aún si se trata de demoler una sociedad y sus estructuras. (O)