Violencia en las redes sociales / Mg. Roberto Camana-Fiallos
Los primeros recursos que cuenta el internet son el correo electrónico y chat, que a través de medios de comunicación; tales como el teléfono celular, privilegian una comunicación escrita y oral. Por lo que se encuentran empobrecidos brutalmente, tras eliminarse el factor reflexivo, que es fundamental en la articulación de las palabras.
Este es el temor, de muchos cibernautas que cuidan su lenguaje y de no caer en expresiones libres, puedan ofender y lastimar a otros. Debido a que la comunicación cibernética, para expresar algo, no usa necesariamente la reflexión, de este modo abre el camino para las expresiones violentas sin reparo y hasta imposibilitado de borrar lo dicho.
Las redes sociales, se ha constituido en un fenómeno; donde los individuos consideran que esta comunicación es análoga en medio de reuniones. Es un espacio ideal para alterar la personalidad, volverse otro y hasta a veces perder la originalidad a través de fotografías y expresiones, porque tener un perfil de usuario, no es necesario presentarse como uno mismo, como es en la realidad.
Por otro lado, el fenómeno Facebook es la red más famosa hasta ahora, la mayoría de usuarios que cuentan con un perfil y que ofrecen información real, sin embargo, puede carecer de veracidad en diversos perfiles. Volviéndoles vulnerables a sus usuarios, siendo el blanco de agresiones y violencia por medio de la red.
Esto también implica el uso del correo electrónico, donde lo esencial es el envío de la información generalmente escrita, es el medio de comunicación más anónima que las redes sociales. Por cuanto, la creación de perfiles falsos es común con fines de causar violencia, estafas y hacerse pasar por otros usuarios.
En conclusión, el ser humano se muestra libre, en un entorno computarizado de diálogos y expresiones digitales, ante una colectividad plagada de violencia y abusos. Estamos dispuestos a vivir en un mundo simulado donde se construye, la realidad y la falsedad, que es el reflejo de la sociedad en que vivimos. (O)