Vivir y crecer con los ahorros / Esteban Torres Cobo
La pandemia ha vuelto a enseñar la vieja importancia de tener ahorros. Como familia, como persona natural y como empresa. Y, por supuesto, como Estado.
La fiebre consumista nos lleva a vivir rodeados de cosas que no nos sirven y endeudados en lo que no deberíamos endeudar. Aquellos que tienen posibilidades de ahorrar, generalmente no lo hacen. La expectativa de que los ingresos no faltarán, como sucede en las grandes economías mundiales, nos ha contagiado silenciosamente.
Porque el ahorro sirve no solo para vivir en emergencia sino fundamentalmente para crecer. Mientras la desgracia toca varios hogares, empresas y países como el nuestro, otros se frotan las manos. Es momento de compra a buen precio, de inversión y crecimiento.
A nivel mundial, por ejemplo, los fondos soberanos de ahorro e inversión de países petroleros salieron de compras. Farmacéuticas, empresas digitales, medios de comunicación, equipos de fútbol ingleses y empresas de servicios mixtas están siendo adquiridas este momento. Asimismo, los fondos de pensiones estatales y, por supuesto, cualquier previsivo inversionista que guardó esperando alguna debacle de menor magnitud.
El ahorro también sirve para apalancar más deuda, quizás una más barata y con mejores plazos en tiempos de coronavirus, y duplicar la capacidad de inversión en activos.
El Ecuador tuvo algunos fondos de ahorro producto de la bonanza del petróleo a inicios de la década del 2000 que lamentablemente fueron liquidados. Hoy, ese ahorro sería fundamental para no vivir al día y esperar que las estrellas se junten y alguien nos preste más dinero desde afuera.