Vivo, pero lastimado
El Legislativo, desde el inicio del presente período, hasta el tratamiento de las reformas al Código Integral Penal, estuvo funcionando de forma casi perfecta. Del último hecho citado, al día de hoy, el acuerdo entre Correísmo (RC), social cristianos (PSC) y gobiernistas (ADN), que parecía firme, está en entredicho. La asambleísta Pierina Correa dice que el pacto «en principio sigue vivo, pero está lastimado».
En el contexto latinoamericano, los acuerdos políticos tienen una connotación que generalmente carece de buena fama. Las negociaciones misteriosas, ocultas, ilegales,… han dado pie a planes beneficiosos para grupos pequeños y selectos, mientras la mayoría de ciudadanos ha soportado acciones funestas. Acuerdos carentes de ética y legalidad configuran agendas donde prevalece la corrupción y la conformación de status elitistas en los que se embelesan los que ostentan el poder de tu turno.
El diálogo frontal produce resultados que suelen ser positivos. Los acuerdos de gobernabilidad limpios, inclusive entre antagonistas, se tornan comprensibles. La conversación honesta, cuyo objetivo está lejos del reparto del botín, de mirar a otro lado ante la corrupción y de oponerse a cualquier iniciativa, aunque sea buena, es algo que se celebra. Lo contrario se lamenta.
La pluralidad política deriva de la diversidad ideológica. Las autoridades de elección popular ponen en marcha programas de gobierno adaptándose a las circunstancias, gestionando las coincidencias y negociando las divergencias. Así funciona la democracia. La negociación no puede satanizarse. No es buena ni mala. Es negociación. La benignidad de las alianzas o pactos se mide por el objetivo que persiguen. El poder repartido es menos peligroso que el totalitarismo. Los caciques dando órdenes a gusto personal, como sucedió en el gobierno de las mentes brillantes, las manos limpias y los corazones ardientes no son del todo democráticos.
El acuerdo entre RC, PSC y ADN permitió la elección de las autoridades de la Asamblea Nacional y la aprobación de varias leyes. Todo funcionaba de forma perfecta. No parecía ser el Legislativo ecuatoriano. Pero, en las sesiones recientes, la Asamblea regresó a las prácticas habituales: descalificaciones, ataques, abandonos del pleno,… volvimos a la realidad. Si bien, a última hora, se logró la votación para censurar y despedir a funcionarios de la judicatura, el acuerdo está vivo, pero herido y su muerte llegará más temprano que tarde, seguramente cuando inicie la nueva campaña electoral que se aproxima. (O)