¿Y el día después de mañana? / Esteban Torres Cobo
Soy positivo y optimista. Desde hace días comparto solo noticias y notas que aporten y den esperanza, no aquellas que no ayudan y mas bien deprimen. Sé que en poco tiempo existirá un tratamiento médico que, si bien no perfecto, permitirá mitigar el avance y la maldad del virus chino. Y, en unos meses más, la cura y la vacuna definitiva.
Sin embargo, no dejo de preocuparme por el día después de mañana. Cuando el virus esté controlado y cuando el riesgo de contagio y muerte, si cambiamos nuestros hábitos radicalmente, sea mínimo. Lo primero será la vida física. Aquellos que perdieron un ser querido y ni siquiera lo pudieron enterrar con la paz que todo deudo añora sufrirán la peor parte. La pandemia será sin duda el recuerdo más negro de todos.
Luego vendrá la vida cotidiana, la real del día a día. ¿En qué situación económica nos encontraremos? ¿Reducidos hasta qué punto? ¿Con qué posibilidades de reactivarnos inmediatamente, así no hayamos perdido a un ser querido? ¿Con qué ánimos?
Sostengo una tesis bastante polémica de que el confinamiento no debería superar el 15 de abril, esté como esté la situación, para que el colapso económico no liquide la vida de la mayoría. Y que, desde esa fecha, volvamos ordenadamente a las actividades del trabajo que no genere riesgo y manteniendo un aislamiento de las personas más vulnerables. ¿Podremos hacerlo? Si en estos días somos disciplinados, quizás. Tengamos fe. El mundo cambió para siempre. (O)