¿Y los manglares existirán en el Ecuador?
Cuando estaba en el colegio, tuve una experiencia maravillosa al hacer misiones en uno de los pueblos más vulnerables del Ecuador, en la Provincia de Esmeraldas, frontera con Colombia, cerca de Limones, donde habian espacios naturales increibles que conjugaban una simbiósis inexplicable de diferentes climas, especies de flora, fauna y biodiversidad; era un lugar tan mágico que albergaba una especie de árboles milenarios que podían subsistir en el agua, árboles gigantes y llenos de poder, arboles que generaban alimento para miles de personas, arboles que eran el habitat permanente de peces, crustáceos y moluscos, arboles que dentro de su majestuosidad guardaban secretos transmitidos de generación en generación y los pueden conocer sólo aquellos que saben escuchar, arboles que nos recuerdan lo escencial que es el silencio y lo perturbante que puede resultar al final el ruido de la destrucción de los ecosistemas en todos sus niveles, dentro de los impactos sociales creados por los humanos, arboles que se llaman Manglares y que ahora también están en peligro de extinción, si tú, no los aprendes a defender.
El Ecuador, es uno de los diecisiete países megadiversos que tiene el planeta tierra, recordemos que según datos de Naciones Unidas, el globo terráqueo desde su organización social cuenta con 195 países, de los cuales sólo diecisiete son considerados países megadiversos, esa condición especial nos arroja en una situación privilegiada, porque podemos tener agua permanente y sin mucha preocupación, podemos tener muy cerca a las plantas que nos entregan sus posibilidades curativas de manera tan noble y sin pedirnos casi nada a cambio, podemos comer frutas y alimentos sanos en abundancia, podemos respirar aire puro todavia sin demasiada contaminación, podemos ir al páramo, a la selva o a la playa y ver el hermoso mar en apenas un día de viaje, visibilizando una infinita diversidad de climas y especies, podemos sentirnos orgullosos de esa megadiversidad cuando comprendemos lo valioso que es ser parte de sólo esos diecisiete países megadiversos. Pero, cuando no comprendemos esa bendición y pensamos que es mejor adquirir más capital económico que luego encontrará la manera de producir agua cuando se termine, estamos caminando hacia el abismo, si pensamos que debemos destruir todos los recursos naturales que nos quedan para generar “progreso” ese “progreso” equivocado está cabando nuestra propia tumba.
De verdad estamos vigilantes de las decisiones del gobierno de turno sobre las estrategias que implemente de mantener el desarrollo sostenible que ayuda a cubrir las necesidades de las generaciones presentes, sin afectar o comprometer las necesidades que tendrán las generaciones futuras, hay que aceptar que el pueblo tiene la obligación de incidir en las decisiones de cada autoridad de turno para que efectivice los derechos colectivos de manera permanente y reconozca que los intereses individuales jamás estarán sobre los colectivos, la naturaleza y su conservación garantiza en si misma la efectivización de derechos colectivos, la vamos a defender porque es parte de nuestra cultura, de nuestra identidad y de nuestro raciocinio como ciudadanos pensantes que somos. (O)