Las conveniencias de Assange / Mario Fernando Barona
Ahora que ha sonado de nuevo el caso Assange con su expulsión de la embajada de Ecuador en Londres, como siempre, aparecen los socialistas revolucionarios queriendo dar lecciones de moral y ética, cuando ellos le deben al mundo sendas explicaciones por innumerables violaciones a los derechos humanos por donde han ido.
Todo se maneja de acuerdo a los intereses de cada quien, y aquí no se escapa nadie, pero sí fastidia que quieran vernos la cara de tontos fingiendo ser adalides de inmaculada probidad.
El señor Assange y el grupo de WikiLeaks que él lidera, actúan a conveniencia, es decir, ya ni siquiera está en discusión la forma cómo obtienen información reservada y muy delicada, que como todos sabemos es mediante el robo y la piratería, lo cual de por sí constituye delito, sino que ellos, Assange y WikiLeaks, además lo hacen con el sesgo contaminado del dinero (ese que tanto dicen repudiar los socialistas), lo hacen de acuerdo a sus propios intereses y a los intereses de quienes los financian. Por eso, al ser delincuentes que roban información y que la divulgan solo a conveniencia, no tienen la menor calidad moral para siquiera levantar cabeza, mucho menos para hacerse llamar eufemísticamente “un nuevo modelo de periodismo”.
En pocas palabras, y como no es nuevo, los socialistas criticando la paja en ojo ajeno sin ver la viga en el propio. Ellos alaban el trabajo de Assange porque gracias a él se han develado aspectos de la política estadounidense que los medios privados callan, pero WikiLeaks hace exactamente lo mismo al ocultar información abundante y tremendamente comprometedora de Rusia o China (por citar solo dos casos) y publicar únicamente la que afecta a los EEUU. Es decir, caen de fauces precisamente en el mismo error con el que juzgan con tanto encono a los medios privados. Eso, aquí o en cualquier parte del mundo es doble moral, y la gente que lo practica es falsa porque carecen de autenticidad, de decencia, de integridad, se camuflan en plausibles ideales, pero a la hora de la verdad los prostituyen y se acuestan con el mejor postor.
Talvez si Assange y su organización habrían actuado con absoluta ecuanimidad, justicia e independencia en la difusión de contenidos, hoy el hacker australiano tendría más apoyo de la comunidad mundial y otra sería la historia, pero no fue así. (O)